Igual ocurre con mi esposa y creo que les pasa a todas las mujeres. Se arregló ese día de manera especial y, sutilmente, con su sonrisa y con su mirada me está pidiendo una valoración de su apariencia física, de cómo está arreglada, de cómo se cuida en su alimentación para estar siempre mejor. y muchos otros detalles, por ejemplo, ¿Cómo me quedó el arroz?... Ella lo pregunta porque se esmeró en combinar ingredientes, innovar sabores, y no solo espera que deje el plato limpio, sino que la valore: “Amor, ¡que rico te quedó todo!; ¡que sabor tan especial!; ¡está como de restaurante gourmet!”. Cuando me dice lo cansada que está de todo el oficio que hizo en el día ¿ya le expresé lo linda que está nuestra casa, la ropa en su punto, todo impecable? O, al menos, ¿valoré su esfuerzo y entrega de ese día? El efecto es inmediato: una sonrisa sincera, una mirada pícara, un beso, un abrazo, un “te amo…”
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